Niebla y oscuridad

Kaiet caminaba en medio de la niebla. Había perdido de vista a Unay en cuanto se puso a correr hacia los balidos. Al principio intentó atraparlo pero no pudo, luego, siguió un rato la llamada del animal, pero acabó por dejarlo de oír. Ahora no sabia donde estaban ninguno de los dos, no sabia ni donde estaba él. Sin dejarse llevar por el pánico inicial, decidió seguir hacia delante un poco más por si los encontraba. El terreno hacia rato que se elevaba y los pasos de Kaiet eran más trabajosos. La inquietud del niño se empezó a adueñar de él.

-¡Baa! ¡Unay! – nada, solo el eco respondió.

Tras lo que le pareció un largo rato, al borde del llanto y desesperanzado totalmente, Kaiet decidió dar media vuelta y volver sobre sus pasos, pero se dio cuenta de que no sabia por donde había venido, así que decidió ir cuesta abajo. La pendiente se hacia cada vez mas pronunciada, así como las sospechas del niño de que no iba por buen camino. Empezó a correr para salir del abrazo de la niebla, el miedo ya estaba haciendo efecto como un lento veneno que corrompe por dentro. Uno de sus pies pisó mal y resbaló haciéndolo rodar por el suelo escarpado. Una gran piedra detuvo la caída del niño, quedándose inconsciente.

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Cuando Kaiet volvió en si, la oscuridad lo abrazaba y lo cubría como una manta acolchada y densa. Estaba tumbado boca arriba sin poder ver nada, tenia la boca terriblemente seca y la cabeza le daba vueltas. La ausencia de luz era total. Se incorporó y empezó a gatear a tientas. Las manos del niño escudriñaban cada centímetro de superficie que tocaban como si quisieran ver a través de la oscuridad, palpó todo lo que tenia a su alrededor. Un suelo de piedra fría y afilada bajo él. Y nada más, ni paredes ni techo. El niño se paró a escuchar. El latido de su corazón y su respiración entrecortada fueron lo único que alcanzó a oír. No sentía miedo, sentía terror. Su respiración y sus latidos se hicieron mucho más rápidos, como si quisiera inspirar todo el aire de aquella oscuridad infinita de una bocanada. El llanto no tardó en llegar. Sus sollozos hicieron eco y se extendieron en todas direcciones a través de aquella nada. Hasta que la oyó. Una voz femenina que lo llamaba por su nombre y que parecía venir de todas partes y ninguna.

-Kaiet – No era la voz de nadie que él conociera, pero era calida y daba seguridad.

-Kaiet no tengas miedo, no llores más.

-¿Quién eres? ¿Dónde estoy? ¡Quiero irme a casa! – El llanto volvió a arrancar – ¡Quiero irme a casa!

-Tranquilo mi niño, no te va a pasar nada, estas en buen lugar, pronto te vendrán a buscar. Tu padre ya viene de camino.

-¿Cómo lo sabes?

-Eso no importa ahora. Tu solo acompáñame – Y al decir esto ultimo, apareció un punto de luz dorada a veinte metros de donde se encontraba el niño. La luz empezó a crecer gradualmente y formó lo que parecía el umbral de una puerta.

Baset empezó a caminar con desconfianza hacia la luz y a medida que se acercaba se iba sintiendo mejor.

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El repiqueteo de las gotas de lluvia contra su cara despertó a Kaiet de su inconsciencia. Su padre lo llevaba en brazos envuelto en una gruesa manta de lana cruda y caminaba monte abajo por caminos que a él le resultaban familiares. Le pareció que bajaban del monte Arrego, pero eso estaba muy lejos de casa, no se podía haber alejado tanto en tan poco tiempo. La cabeza le ardía. Un martillazo de dolor se extendía desde la frente por todo su cráneo. Poco a poco cerró los ojos y se volvió a sumir en el mundo de los sueños. El recuerdo de aquella voz tan dulce le hizo sonreír.

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2 respuestas a Niebla y oscuridad

  1. Humm… Interesante! Cierras una pregunta pero con ello abres 4 o 5 más.
    Veo poco a poco que tus relatos te definen. Te gusta crear espectación. Cuentas las cosas (y no me refiero solo a cuando estas narrando sino en el dia a dia) de la forma más intrigante posible, para que la gente no quiera perderse ni una sílaba de lo que estas diciendo.
    Y a eso, amigo mio, en gran parte, se le puede llamar un DON. ;D

    Pero bueno, no empecemos a ch____nos las p___as todavia

  2. danbateko dijo:

    No sabes lo profundamente halagado que me siento. Gracias de veras. Un abrazo muy fuerte!

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